REAL MADRD BALONCESTO. VAYA SEMANITA

Pues sí, señores, el festival de los hombres de Laso que no se detiene. Tras tres derrotas, sin duda debidas al gran cansancio físico y mental acumulado, el equipo ha vuelto por sus fueros.

Tras la exhibición ofrecida el pasado viernes frente al Estrella Roja, en el que los nuestros fueron capaces de anotar la friolera de 38 puntos en diez minutos, y 63 al descanso, para una victoria final por treinta (98-68), frente a un equipo que venía pisando fuerte en las últimas jornadas de la Euroliga (séptima plaza con 14 victorias), ayer domingo tocaba clásico.

La previa vino acompañada de los habituales lamentos por las muchas y prolongadas lesiones del FC Barcelona, como si los azulgranas se hubieran presentado al partido teniendo que rellenar el acta de fichas juniors. Queridos comentaristas: a otro perro con ese hueso, que tanto lamento hace mucho que no cuela. Tiempo han tenido de reconstruir el equipo.

El desarrollo del partido, unos minutos después, desmentiría una vez más la tan manida y socorrida excusa. Apretó de lo lindo el FC Barcelona, un gran equipo sin duda, que nos llevó a estar uno abajo en el marcador a falta de 6,8 segundos. Entonces, en una apelación a la épica, Llull anotó la canasta ganadora. Todos nos vinimos arriba, lógico, si bien convendrán conmigo en que no es bueno, ni conveniente, acomodarnos a esos finales basados en el acierto de un jugador y un tiro, por mucho que este acredite las altísimas dosis de acierto que acredita Sergio Llull.

Unos minutos antes habíamos vivido el homenaje a don Felipe Reyes Cabanas, máximo reboteador de la historia de la ACB, con nada menos que 4293 rebotes. Los cumplía en su clásico número 52, que se dice pronto. Se interrumpió el partido, salió la familia con los regalos…a algunos les pareció excesivo detener el partido y montar el homenaje en esos momentos de máxima tensión del clásico. Yo creo que Felipe se lo merece. Son muchos años los que lleva el cordobés dejándose la vida por nuestro escudo, así que bien está que se lo reconozcamos con la debida maginificencia, alejados de la racanería y el oscurantismo, tan habitual por otra parte cuando de agradecer se trata.

Más allá de ese detalle, volvimos a ganar, que es a lo que nos hemos acostumbrado en esta era brillante de Pablo Laso en el banquillo blanco. No estaría de más que los de memoria floja echasen la vista atrás, no tan atrás tampoco, y recordaran cuando los partidos contra el FC Barcelona eran un suplicio. Recuerdo que don Ante Tomic formaba entonces en nuestras filas. A alguien en el Madrid no le importó que cogiera el puente aéreo, y con él se llevase toda su clase, que es mucha, y su amistad con la derrota.

Pareció querer demostrar algo igualmente Víctor Claver. Gran partido el suyo, a pesar de que su temporada, al nivel de su equipo, no está siendo tampoco grandiosa. El antimadridismo que impera por Valencia es enfermizo. Será cosa, creo yo, de ciertos complejos. Allá cada cual.

Por cierto, que mirando la estadística, ayer el que más valoró del Madrid no fue Llull, sino Otello Hunter, que cada día está más entonado y aporta más cosas al equipo.

En fin señores, que debemos disfrutar el momento, que no hay mal (ni bien) que cien años dure.

Buenos días a todos. HALA MADRID.

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